Aunque puede que nunca me atreviera
a cruzarme de pronto en tu camino,
tanto agradezco el gesto repentino
de buscarte, querida compañera.
a cruzarme de pronto en tu camino,
tanto agradezco el gesto repentino
de buscarte, querida compañera.
Porque aunque no sea lo que imagino
y a ti, tal vez, te sobre quién te quiera,
debía exponer de cierta manera,
con algún hecho, mi sentir genuino.
Quizá dirás que no hay razón alguna
para seguir tentando a nuestra suerte
con tanta aproximación oportuna;
mas teniendo el placer de conocerte,
puedo asegurar que será fortuna
cada ansiada ocasión que vuelva a verte.