No somos niños ya, para entendernos
a rasgos sin profundo pensamiento.
Mas, si te parece, yo así lo intento,
para apaciguar recelos internos.
La duda nos cubrió en lapsos eternos,
tan llenos de inseguro sufrimiento.
Mas, si te parece, también te miento,
sólo hablar, si tanto nos cuesta vernos.
Si tan grande es tu temor a que falles,
te perseguirá la inquietud (¡lo sé!),
hallándote donde quiera que te halles.
Y puede que entonces ya no esté en pie
la prima causa de que ante mí hoy calles.
Y tal vez... yo ya tampoco estaré.