jueves, 26 de septiembre de 2013

Después de todo y nada

No somos niños ya, para entendernos
a rasgos sin profundo pensamiento. 
Mas, si te parece, yo así lo intento,
para apaciguar recelos internos.

La duda nos cubrió en lapsos eternos, 
tan llenos de inseguro sufrimiento.
Mas, si te parece, también te miento,
sólo hablar, si tanto nos cuesta vernos.

Si tan grande es tu temor a que falles, 
te perseguirá la inquietud (¡lo sé!),
hallándote donde quiera que te halles.

Y puede que entonces ya no esté en pie
la prima causa de que ante mí hoy calles.
Y tal vez... yo ya tampoco estaré.

martes, 17 de septiembre de 2013

Resignación

Puede que me tachen de conformista
siendo génesis de un ser sin objeto,
pero ese fue el mismo vano decreto
que seleccionó mi nombre en la lista.

¿Qué más esperar? No hay señal ni pista
sobre cómo extenderme por completo.
De vivir sin sosiego, hoy muero quieto,
una efeméride surrealista.

Mis sentidos en tus manos se tienden,
cegados por el resplandor de un nimbo,
al cual tan serenamente me ascienden.

Esta existencia no fue más que un juego
donde todo fuese un oscuro limbo,
y el amor... lo que extrañe menos, luego.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Modestia

Retiraré las palabras pomposas,
lo inconveniente de lo rebuscado.
Que no es siempre oro si luce dorado,
ni opaca a un clavel un ramo de rosas.

Así de simples han sido las cosas;
sencillas, aunque sí nos han costado.
Mas, sin saber del poder del tornado,
¿cómo apreciar estas brisas piadosas?

Los minutos se tornan en difuntos,
al recorrer un reloj tan austero
de agujas que recorren mismos puntos.

Y pueda que mi tiempo aventurero,
con sumo ornato al encontrarnos juntos,
no me alcance para decir... te quiero. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Ad líbitum

Decidido estoy a erigir mil murallas,
y acomodar mi cuerpo en aquel nicho.
Por simple orgullo, por puro capricho,
por descubrirle a mi vida las fallas. 

¡Vuela, espíritu! Es tiempo que te vayas,
que dejes solo a este inservible bicho,
en la estancia donde sobra lo dicho
e importa aún más todo lo que callas.

En mi boca sólo siento resquemos
de ese sabor de un tocante vejamen,
obra de sádicos seres supremos. 

No he de conformarme con lo que tramen,
como otros, que al notar rotos sus remos,
toman por carne los huesos que lamen.