Es este el 'caso', y no es nada supuesto:
ya todo cuanto abarca nuestro crimen
(que las consecuencias mismas dirimen)
no amerita esta manera de arresto.
Sé que nuestro accionar fue deshonesto,
mas todas las razones nos eximen;
por buscar que las marañas se limen
entre nosotros, logramos lo opuesto.
Ahora, usted, tan digna de lo impropio,
de buenas a primeras me traiciona,
con su efigie que sabe dar el opio.
Y el demonio de la culpa gestiona
más en mí si de su boca me apropio,
aunque usted también sea una ladrona.