martes, 19 de diciembre de 2017

Eufemismo de la nube

Y tal como las lluvias veleidosas
o el astro de refulgencia berenga,
este clima puede que me convenga:
tu estadio de insistencias nebulosas.

Entre las voces del mundo y su arenga,
se tornan invisibles tantas cosas:
no enciende mi neblina mariposas,
ni tu vientre puede que las mantenga.

La álgida realidad me somete
a ser el reflejo de lo que tuve:
calendarios tachando el diecisiete,

las ganas de llover que me contuve,
un templado beso en tu cachete,
este absurdo eufemismo de la nube.

martes, 14 de noviembre de 2017

Papalote

Te solté, de repente, de mi dedo,
recién iniciado nuestro retozo.
Y aunque imaginé quedarme con gozo,
mantuve de lo incierto sumo miedo.

Siendo el juego, incluso, maravilloso,
hoy sigo pensando que si me quedo
contigo horadada en mi ínfimo enredo,
surgirá sólo en ti tanto destrozo.

Y puede que al ascender ya se note
que quien más contemporiza es quien suelta
al lúcido e intrépido papalote.

Tal vez la vida te tenga de vuelta,
o con tanta aspiración también flote.
Y tengamos la distancia resuelta.

sábado, 21 de octubre de 2017

Azul profundo

Hendiendo las olas de mi universo
(sendos pontos de este azul profundo),
mi corazón yacía moribundo,
en gotas de intranquilidad disperso.

Un beso duró menos de un segundo,
un tenue suspiro le ganó a un verso:
a flote me mantenía el esfuerzo
de conservar el candor en mi mundo.

Tuve entre elegías y panegíricos,
destellos del más bello pensamiento
que surgiera de los campos oníricos.

Hoy se siente más ingrávido el viento,
¿cómo actúan los sucesos empíricos?
Anegado aprendí a tomar aliento.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Late

Late. Va quedando menos, ni un sorbo
del sudor que ha emanado este combate.
Ojalá que el tiempo no le arrebate
a esta querella el sentido por morbo.

Tal vez me quite del escaparate
o de otro camino me vuelva estorbo.
Es tanta la indiferencia que absorbo,
mas el corazón no se frena. Late.

En cierto sitio de un mismo planeta
hallaremos quien nos tache el orgullo,
quien llene de comprensión la maleta.

La marcha guarda, a cada uno, un murmullo
límpido para quien bien lo interpreta.
Late, que pronto encontrarás el tuyo.

domingo, 16 de julio de 2017

La flecha

Solamente te extraño siempre (o a veces),
cuando ya me falta el aire (o respiro),
cuando decido quedarme (o me retiro),
cuando no eres mía (o me perteneces).

Cuando te das la vuelta (o permaneces),
cuando te doy lo mismo (o algo te inspiro),
cuando te critico (o en mudez te admiro),
cuando soy injusto (o doy lo que mereces).

No sé cuánto sea lo que soporte,
mientras siga señalando la flecha
en trayectoria fija hacia tu norte.

Pero en el tiempo, mi ser aprovecha
a entender que para que algo te importe
debes sentirte amada y satisfecha.

miércoles, 28 de junio de 2017

El día que quieras

Eres frágil, pequeña mariposa,
y tu viaje marcha aún en su inicio.
Junto al lago sentiste que es propicio
saldar tu naturaleza curiosa.

En tu alada figura (tan preciosa),
no cabe ningún otro perjuicio.
Sacúdete todo ese sacrificio
y surca la atmósfera generosa.

Sólo llévate experiencias, consejos,
tus ganas y mis disculpas sinceras,
para que consigas llegar más lejos.

Y recorriendo tus altas esferas,
piensa que cuando lleguemos a viejos
podrás perdonarme. El día que quieras.

viernes, 12 de mayo de 2017

Voluta

Tal vez atado a tu figura esbelta,
no podamos completar el periodo.
Tal vez nada debió ser ni a tu modo
ni al mío, con sobrada culpa absuelta.

Tal vez la voluta ya esté disuelta,
puede que quede nada o quede todo.
Tal vez ya solamente te incomodo
cuando tienes tu existencia resuelta.

Y entre tanta cosa que nos da un giro,
me pregunto si estando a tu lado
percibes mi dicha cuando te miro. 

¿Somos presente, futuro o pasado?
¿Te soy una estancia, una espera o un retiro?
Si a algún lugar vamos, hemos llegado.

martes, 18 de abril de 2017

Eva

Sabrán que ella es de sonrisa guapa,
y tal encanto enciende supernovas;
es una sonrisa digna de trovas,
que más que la mente, el alma te atrapa.

Yo era del tipo que a lo incierto escapa
(habiendo surcado tantas alcobas),
de esos tan ridículos casanovas,
faltos de vencer su pueril etapa.

Ella aseguró quererme con miedo,
pues no contaba con mínima prueba
de ser yo más que, de lo fiel, remedo.

Pero que accedía a lo que conlleva
la duda, con más amor que denuedo,
aunque ya nunca llegara a ser mi Eva.