Y tal como las lluvias veleidosas
o el astro de refulgencia berenga,
este clima puede que me convenga:
tu estadio de insistencias nebulosas.
Entre las voces del mundo y su arenga,
se tornan invisibles tantas cosas:
no enciende mi neblina mariposas,
ni tu vientre puede que las mantenga.
La álgida realidad me somete
a ser el reflejo de lo que tuve:
calendarios tachando el diecisiete,
las ganas de llover que me contuve,
un templado beso en tu cachete,
este absurdo eufemismo de la nube.
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