domingo, 17 de agosto de 2014

Sonrisa de eburno

Pregunto, curioso, en tu parihuela:
"Dime, ¿la luna tiene quién le escriba?
Que la veo sola, sin comitiva,
aferrada a su noctívaga duela.

¿Suelta, acaso, sollozos de acuarela
por no ser parte de alguna inventiva?
Que la veo tan sublime, tan diva...
¿no merece un verso tal damisela?".

Luego me topé un gesto taciturno:
tu frontispicio en demasía austero...
y supe, entonces, que ya era tu turno.

Y en ti esbocé,  con tinte lisonjero,
un menguante astro, sonrisa de eburno,
para que sepas que te quiero... quiero.

sábado, 16 de agosto de 2014

Inmarcesible

Quiero que te sea eterno el solsticio,
que tu zarco encanto nunca marchite.
Y que dentro de tu nimio escondite
tanta vanidad siga a tu servicio.

Que tu estética no halle maleficio,
aunque en alguna estación lo amerite.
Que siempre encuentres requiebros de elite,
y que el placer no actúe en tu perjuicio.

Pues dudo que a quien tu efecto gazmoño
convenciera de que aquellos matices
(tu cuerpo de rosa y ojos de morroño)

fueran sus motivos adoratrices
pueda siquiera, llegado el otoño, 
enamoriscarse de tus raíces.

lunes, 11 de agosto de 2014

La travesía

Uno. Se apagó la luz de tu cuarto,
quedando ya nulo cualquier destello.
Guiome aquel alabeo en tu cabello,
sagaz partícipe de aquel reparto.

Otro. Al borde del camino me aparto,
a tomar aire, calmar el resuello. 
Voy por el hemistiquio de tu cuello
y no alcanzo el verso decimocuarto.

Puede que pronto necesite ayuda
de un aticismo (con dirección poca)
para avanzar sin que el tiempo me eluda.

Que aún me apetece, aún me provoca,
transitar en toda tu piel desnuda
las catorce rimas hacia tu boca.