Si Colón al haber llegado a América
no supo de su rango de pionero,
siendo aun tan intrépido aventurero
e intuyendo que la tierra era esférica,
¿cómo supe yo advertir la quimérica
esencia de tanto amor 'lisonjero',
si el que para mí surgió verdadero
mantenía una postura esotérica?
Supongo que en mis crédulos arrojos
encontré esa límpida serendipia:
me sentí íntegro, me sentí feliz.
Y me mudé al reflejo de sus ojos,
al arco donde su boca principia...
y en sus brazos fundé un novel país.