Cierta mañana un laborioso hornero
alzose de su nido de granito.
Y escuchó lejano el cobarde grito
de una abubilla desde un agujero:
"¿Qué sabrás tú del vuelo verdadero?
Por eso con tu especie no compito:
carecen de honorable requisito
para un ascenso poco pasajero".
Respondió el hornero a dicho mensaje:
"Aunque de envidia tu coz califico,
intentaré no nublar tu paisaje.
Mas no te ofendas si acaso te achico;
que dejaste de exhibir tu plumaje
por gustar de en hez enterrar tu pico".