miércoles, 4 de junio de 2014

El parterre

Perseguí tus coronas de laurel,
que el dote de tus encantos presumen.
¿Serás tú mi más apreciado numen,
remanso en este célico vergel?

Beberé ávido del aroma aquel,
dejando que zalemas me perfumen.
Y si flébiles gazuzas consumen
lo inmarcesible, haré brotar tu piel

hasta de la gleba más infecunda.
Porque si cosechas tal lo que siembras,
y tu simiente es belleza profunda,

los vástagos de nuestro erial encuentro
fliparán sentidos de machos y hembras,
al ser lo sublime que llevas dentro.

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