De entender que un efímero romance
es, me ahorraría tanta palabra.
Pero es posible que el tiempo entreabra
cualquier cancela, y el sentimiento avance.
Aunque asimismo (como en todo lance)
hay riesgo que tu mente necia y glabra
hurgue tus miedos en un almacabra,
y encima de nosotros se abalance.
Sugiere el empirismo que abandone
aquellos amatorios intervalos;
que a mis instintos vilmente traicione.
Luego, mientras doy festines, regalos
en otros brazos, algo se interpone:
aún no aprendo a olvidarte. Ni a palos.
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