Atrapado a mitad del mismo impulso
que no va a favor -y en contra tampoco-,
que aduna instintos en un mismo foco
de burda existencia y onirismo insulso.
El opio que me reside, tan mulso,
continúa matándome de a poco.
¡Cuarto de pánico para este loco
que ya percibe caduco su pulso!
Esta decepción que esconde mi encierro
es, para mi voluntad, asaz fuerte;
esta mandria omisión, mi mayor yerro.
Y de tan etérea que es mi suerte,
no sé si en mi recóndito destierro
debo obliterar la vida o la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si sabes hacer buen uso del lenguaje (sin recurrir a ofensas y/o frases cargadas de negativismo), comenta. Si no, hazlo de todos modos, pero revisa un diccionario para no parecer grotescamente ignorante y poder insultar con propiedad. Gracias por tu comentario y vuelve pronto. Tal vez la próxima vez tenga bocadillos.
P.D. No robes mis frases, porque sé dónde vives.