jueves, 31 de julio de 2014

Yacija

"Quédate", deprecaba con acucia
la nívea vaina de tu almohada.
Tú te limitaste a argüir, sonrojada,
un cese de hostilidad, una inducia.

La base de esta guerra (otra minucia)
parecía ya más la derrotada,
mientras esperábamos la alborada
con la consciencia más limpia que sucia.

En el ombligo de tu lecho mondo,
ni la noche a través de la persiana,
taciturna testigo, llegó al fondo

de la que fuera tu mayor medrana:
saber si, siendo yo bellaco, escondo
que seguiré amándote en la mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si sabes hacer buen uso del lenguaje (sin recurrir a ofensas y/o frases cargadas de negativismo), comenta. Si no, hazlo de todos modos, pero revisa un diccionario para no parecer grotescamente ignorante y poder insultar con propiedad. Gracias por tu comentario y vuelve pronto. Tal vez la próxima vez tenga bocadillos.

P.D. No robes mis frases, porque sé dónde vives.