domingo, 7 de septiembre de 2014

Bajo la umbría de la vid

Al pie del antiquísimo ajimez,
su padre había erigido una parra.
Recuerdo que ahí, junto a mi guitarra,
le declaré mi amor por prima vez.

Llegada la vendimia y su adultez,
encuentro ahí entre frunces de zamarra
símil afán que su pecho desgarra,
dejando expuesta fina desnudez.

Si hablara de esto el poeta de Cuba,
¿pudiera captar en su melodía
el suave aroma de aquel zumo de uva

que a ambos cuerpos ávidos envolvía,
sin que el concepto degrade ni suba
a esa mujer que, sin serlo, es ya mía?

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