miércoles, 2 de enero de 2013

Tu vuelta al sol


Haber visto por primera vez la luz
y haber acogido a la vida en tus brazos
fue sólo el primero de todos tus pasos
en este camino de sueños y cruz. 

Con valor te asiste a un tímido respiro
explayando tus alas para volar.
Naciste en el justo momento y lugar
y estás aquí como una mujer que admiro.

Tan sólo quisiera aferrarme a tu mano
y decirte que todo apenas empieza,
y que el reloj no es más que una simple pieza
que impela a la madurez al ser humano.

Los años van pasando naturalmente
y de ellos aprendes más de lo que pierdes,
aunque a veces ya ni siquiera recuerdes
que la vida es una y acaba de repente.

Cierra los ojos e inspírate otro poco,
mañana tendrás de tus sueños control.
Hoy tan sólo festeja otra vuelta al sol,
que el tiempo no para y la vida tampoco.

Sacude de pesares tu frágil mente
y persiste hasta el final de la batalla
con valentía. No tires la toalla,
encara tu existencia altiva la frente.

Recuerda que eres totalmente perfecta
y que dentro de tu espíritu descansa
el vigor que lo que se propone, alcanza
teniendo consigo la actitud correcta.

Existir es más que un simple privilegio,
que no se le otorga a cualquier aspirante.
Tú lo aprecias, y es la razón que te cante
con mi vieja guitarra y un cálido arpegio.

Tan sólo haz de este día el más especial,
como haces que sean los demás para otros.
Sabes muy bien que aquí estaremos nosotros,
los que te queremos de forma inusual. 

Acepta con orgullo tu propio rol
y no cambies ni un ápice de lo que eres.
La vida tiene disgustos y placeres,
y así debes afrontar tu vuelta al sol.

Tienes una peculiar belleza interna
sólo equiparable a la que ofreces fuera,
la que cautiva almas dejando a la espera
de un ósculo suave o una caricia tierna. 

Muchas amistades tienes en tus redes,
que debes repartir tu tiempo entre tantos.
Son tan primorosos tus gestos y encantos
que hallarse contigo es cárcel sin paredes.

Tu destino, espero, siempre te sonría
cuando veas el sol frente a tu ventana,
y si la lluvia precede a la mañana,
guardes contigo una pizca de alegría.

Las palabras no se dan en ocasiones
sólo porque no son exclusivas fechas,
y se pierde el sentimiento por sospechas
de total ausencia de las emociones.

Y aunque parezca que a veces yo soy un mudo
incapaz de exteriorizar lo que siento,
conserva mi recuerdo en todo momento
incluso si no doy más que este saludo. 

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