miércoles, 2 de enero de 2013

Rapsoda atormentado


Tan lentamente las horas se consumen
entre libros y botellas de ginebra,
donde el tenue aleteo de un reloj quiebra
esos recuerdos que aparentan ser numen.

Estoy tan cansino y la muerte no apremia,
tan legañosa persiste mi existencia.
Quiero morirme mientras tenga consciencia
de lo que será para otros mi bohemia.

El crudo tiempo sin duda no es mi aliado
en hacer que todo simplemente acabe,
está tan obnubilado que no sabe
distinguir que ésto me duele demasiado.

Busco y no encuentro las correctas razones
para fingir que mi vida aún me inspira.
Como aquel que incluso mirando no mira,
sin pensar ejecuté mis decisiones.

Nuestra lástima en las sombras se convierte
en lauda de corazones afligidos.
En los poetas de renglones torcidos
no existe semántica para la muerte.

Quisiera ver el sol sin que pareciera
sólo un efímero fulgor pusilánime.
El olvido en las personas es unánime
al sentenciar, como fauces de una fiera.

Como aquel loco que murió con su cuervo,
sé que con alguien he quedado a deber.
Al estar desahuciado he logrado ver
que para muchos no lo es todo el acervo.

Pequé de orgulloso y pequé de soberbio,
pequé de sentir mejor la soledad.
Hoy veo que no hay suficiente piedad
llegada mi hora y ya caduco mi nervio.

No quiero voltear la vista al pasado,
no quiero que mi propósito se alargue.
A partir de hoy será alguien más el que cargue
con las penas del rapsoda atormentado.

Bien pude ser una persona mejor,
pero para arrepentirme ya es muy tarde.
Prefiero ahora sin excesivo alarde,
sin reminiscencia esperar mi estertor.

Coplas plagadas de tal melancolía
parecen ajenas a mi propio ser,
y tan sólo entiende el que quiere entender:
Tanto desdén te cambia, ¿quién lo diría?

Fiel a mi estilo, quisiera que mi lengua
ya cesara de tales insensateces,
y morir en silencio como los peces
mientras se extingue mi cuerpo y mi alma mengua.

Sin saber si alguien del cielo me recibe,
esta luz se apaga junto a toda mi obra.
Nada me llevo, pues tiempo no me sobra
y, total, nadie es dueño de lo que escribe.

Me alejaré como un ángel de la lírica,
con más pena que gloria como persona.
¿Será que hay alguien más allá que te perdona?
¿O sólo prosigue la existencia onírica?

¿Seré considerado como un gran bardo?
Soy incapaz de encontrarle respuesta alguna.
Me marcho a construir castillos en la luna,
tras la larga espera del descanso tardo.

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