Parecía una promesa de amor, de unión eterna para los dos. Era lo que se
había escapado de las manos de Miguel y de Rosa. Pero… ¿se les habrá escapado,
realmente?
Miguel:
Algo nos faltó en la relación,
más que dudar por la convivencia.
Lo que hizo en ellos la diferencia
fue la plenitud de convicción.
Rosa:
Soplaba el viento a nuestro favor,
pero no creímos en nosotros.
Hoy la fortuna la tienen otros
que han de aprovecharla aún mejor.
Reflexión:
El amor no es de formas complejas,
tampoco de tiempo o magnitud.
O de una singular actitud,
ni siquiera de formar parejas.
El amor es el todo y la nada,
algo que no puede definirse,
y que tan sólo debe sentirse
en la piel, el alma y la mirada.
Al amor nunca consigue culpas
y poco se vale de las pruebas,
busca que con humildad te atrevas
a pedir y presentar disculpas.
Y no importando todo lo adverso,
él se enfrenta, se aguanta y soporta,
pues siendo libre poco le importa
darlo todo, hasta su último esfuerzo.
Y nunca juzga lo que es juzgado,
ni se somete por la envidias,
ni con el mal con que siempre lidias
pues actúa desinteresado.
El amor es el todo y la nada,
algo que no puede definirse,
y que tan sólo debe sentirse
en la piel, el alma y la mirada.
Es lo único que debe importar,
existente desde el mismo inicio,
y ya mucho antes que cualquier vicio…
el principio multisecular.
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