lunes, 14 de enero de 2013

El principio multisecular - Capítulo 10: Elegíaco irresoluto


El juez había adivinado. Miguel se disponía a hacer su defensa ante otro Tribunal, en el cual esperaba que su alegato fuese escuchado.
Cuando me despedí, salí con la convicción de que, en opinión de Miguel, su caso no había sido juzgado todavía.
La noche de la ejecución volví a visitarlo, pero no hablamos gran cosa, hasta que por fin se aproximaron las doce y me dirigí al patíbulo con algunos funcionarios de la cárcel.

Miguel:
Ya nada a mí en este mundo me queda,
ni la más leve gota lenitiva.
Inútil será el gasto de saliva,
cuando la plegaria a mi tiempo exceda.

Por más que busque no hay nada que pueda
otorgarme razón definitiva
de poder mantener mi frente altiva
y evitar que la muerte me suceda.

El alcance del cielo tengo a tiro,
por medio de un luminoso portal
que sólo espera mi último respiro.

Impía figuración infernal,
dale a tu mórbida ruleta un giro
que me garantice el truco final.

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