viernes, 11 de enero de 2013

El principio multisecular - Capítulo 7: La interrogante incierta


Se levantó la audiencia. Dos agentes de policía rodearon a Miguel, que habría cabido perfectamente bajo el brazo de cualquiera de ellos, y lo condujeron a las celdas.
Pocos minutos más tarde, yo concluía de ordenar los papeles de mi despacho para retirarme, cuando llegó el juez. De temperamento en verdad bondadoso, nunca dejaba de tener una palabra amable para los abogados jóvenes.

Juez:
¿Qué pudieran ser esas palabras
en los labios de un pobre convicto?

Abogado:
No ha modificado del edicto
nada, sus frases no son macabras.

Y sin embargo, no las entiendo.
Fueron capaces de proyectar
una sensación, sin explicar.
Es mucho lo que yo de él aprendo.

No puedo saber a ciencia cierta
lo que pasaba por su cabeza.
Solamente admirar su destreza
de inculcar la interrogante incierta.
  
Juez:
Admito que también me impresiona
la magnitud de lo que fue expuesto.
Pasa algo inadvertido en su gesto,
algo que la boca le traiciona.

Pareciera querer presentar
algo de suma importancia al caso.
Catarsis expiatoria, si acaso,
circunstancias que han de relevar.

Pero no ante un tribunal de gente,
sino alguno de más alto rango.
Él bailará con la muerte un tango,
donde será escuchado de frente.

Puede que el tiempo le dé razón
y la tolerancia a sus motivos.
Pero no con nosotros los vivos,
con la fuerza de mayor perdón.

Todos podemos aún ser escuchados.

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P.D. No robes mis frases, porque sé dónde vives.