miércoles, 2 de enero de 2013

Al oído del diablo


Hombre: No sé qué es lo que me intentas explicar // con resuelto vocabulario y cinismo. //

Diablo: Y seguimos dándole vuelta a lo mismo, // ¿no te soy claro al oírme argumentar? // No te presenté palabras maquilladas, // mis razones fueron claras y sencillas. //¿Acaso eres tan tonto que no lo pillas? //

Hombre: Me confunde el deflagrar de tus miradas // que bien delata tus trampas, embustero. // Mas le apostaste a mi desesperación // astutamente.

Diablo: Yo sin el corazón // es que juego, cuando tu alma es lo que quiero. // Cuenta tus penas al oído del diablo, // serás quien le ponga a tu espíritu el precio // que a tu voluntad se le antoje.

Hombre: Tan necio // soy al escuchar la figura de un retablo, // presente acá como un caballero negro. // Mas, como los sentimientos, algo abstracto. //

Diablo: Pero aquí me tienes palpable a tu tacto. //

Hombre: Sin embargo, de mirarte no me alegro, // aunque vengas con elegante disfraz. //

Diablo: ¿Acaso es pecado dentro de tu mundo, // el estar portando un rostro rubicundo // y un traje?

Hombre: Sería afirmación mendaz, // si lo afirmase. Pero di a qué has llegado // a mi casa.

Diablo: Creo ya habértelo dicho: // Es el pacto que al reposar en el nicho, // va tu cuerpo a la tierra y tu alma a mi lado. //

Hombre: Se dice que eres incumplido en tus tratos, // y que a todo, vilmente, le das un giro. // ¿Cómo confiar? Tengo la desgracia a tiro. // ¿Qué haría cualquiera estando en mis zapatos? //

Diablo: Yo te ofrezco cumplir todo lo que anhelas, // y es pertinente que creas mi palabra. //

Hombre: ¿Con tan poca premisa quieres que te abra // mi confianza?

Diablo: No te quedan más que estelas // difuminadas de tu felicidad, // felicidad que yo puedo devolverte. // ¿Que tan difícil te sería, a tu muerte, // renunciar a un pedazo de integridad? //

Hombre: Te será muy complicado devolverme // lo que perdí, pues nada me satisface. //

Diablo: ¿Estás insinuando que no estoy a tu clase? // Yo nací donde tu imaginación duerme. //

Hombre: Faltar temo a mi enseñanza religiosa. //

Diablo: No tienes culpa si alguien más te encamina, // tal como no es culpable la hiriente espina, // sino quien la dio como espada a la rosa. //

Hombre: Pero yo...

Diablo: Ya basta de buscar excusas, // que tu indecisión ya no tiene motivos. // Serás de Dios en el reino de los vivos, // pero tras el óbito eres mío.

Hombre: Abusas // del poder que te han conferido rufián, // ya que sabes que siempre saldrás avante. // Pero seré yo quien te deje en desplante. //

Diablo: Me vienes ahora con aires de truhán, // al engañador tratando de engañar, // de tú a tú, de modo altivo. Lo que admiro, // pero como dices, la desgracia a tiro // tienes y no te queda más que aceptar. //

Hombre: No me presiones más que te he rechazado, // por tu insistencia de poner precio al alma. // Buscaste al hombre correcto, pero calma. // Lo buscaste en el momento equivocado.

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