Hoy te vi, tan lejana como eterna,
consumiéndote lento en un fandango,
con aire tan bohemio, tan mindango,
y tu saya de luz en la entrepierna.
Quise alojarme en tu venial caserna,
esconderme de todo en tu remango;
el destino no es recíproco en rango:
yo abyecto eclipse y tú ... tú tan lucerna.
Tan demostrado está que las distancias,
tal y como predican los consejos,
jaman al amor y enciman las ansias.
Mas, luna gitana, son tus reflejos
tornasol de mis opacas instancias,
que adoro tu danza, aunque estés tan lejos.
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