No. No puedo encajar tu claroscuro
en un albugíneo lienzo vital,
en el sopor de mi instinto animal
o en mi corazón que rodea un muro.
Pues si de bruno bañase a futuro,
a la falta de lo fundamental,
¿cómo saber que no soy el criminal
que ha pecado de impulsivo en su apuro?
En cada rasgo, de a poco, te encuentro,
entreluces entre luces intensas,
rompiendo mi eje, volviéndote el centro.
Y despojas provecho a mis expensas,
sin saber yo qué es lo que llevas dentro
del tapiz. Yo pienso en ti... ¿y tú? ¿En quién piensas?
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P.D. No robes mis frases, porque sé dónde vives.