Un tono mediocre cubre el azur
del célico éter de la despedida,
del acre triunfo de un sentir suicida,
a razón ausente, en aciago tour.
Que fuiste un juego, y yo ávido tahúr
que tiene al amor de afición prohibida,
que aposté mi suerte, aposté mi vida,
y no me queda nada... agur, agur.
En los típicos y propios asuntos
de la voz que se pierde en el murmurio,
debo aclarar y colocar los puntos.
Porque si el tiempo fue quien dio el augurio,
profetizando siempre vernos juntos,
'querida' mía... cometió perjurio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si sabes hacer buen uso del lenguaje (sin recurrir a ofensas y/o frases cargadas de negativismo), comenta. Si no, hazlo de todos modos, pero revisa un diccionario para no parecer grotescamente ignorante y poder insultar con propiedad. Gracias por tu comentario y vuelve pronto. Tal vez la próxima vez tenga bocadillos.
P.D. No robes mis frases, porque sé dónde vives.