Y bebía en el arroyo el cordero
cuando hizo su arribo el lobo feroz,
que con autoridad alzó la voz
y dijo: "¡Deja que beba primero!"
"Podrás tú beberte el arroyo entero
después, que yo llegué antes de los dos
y tengo más derecho, monstruo atroz."
La respuesta dejó perplejo al fiero.
"Actúas sin temor a lo que causes,
sin medir lo que pudiera pasar.
Tan admirable actitud nunca pauses,
a menos que llegues a molestar,
que si quedé quieto y sin abrir fauces
es por no haber tanta sed por saciar."
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