jueves, 30 de mayo de 2013

Maremágnum fracturado

No es lo mismo. Se perdió la hermosura
en nuestra redundancia periférica. 
No fuimos más que una idea genérica
que atacó a la costumbre con mesura. 

Lo exiguo de espíritu poco dura,
si topa a la displicencia atmosférica
que arrebuja una subsistencia histérica
y le eclosiona en lánguida amargura.

Los cordones de humanidad se han roto,
la esperanza se vende en teletienda
y el sentir no es más que un simple alboroto.

Dime, ¿existirá aún alguien que encienda
la tan difusa irisación del hoto?
¡Vamos! El que quiera entender, que entienda.

martes, 21 de mayo de 2013

La metamorfosis de la crisálida


Vierto mis ósculos en tu faz pálida
para que un sueño en tu torso se centre,
y en tierra mojada y fértil encuentre
el auspicio de tu prosapia válida. 

Duerme en tu entresijo, en siesta tan cálida,
la alevilla que de a poco se adentre,
y convierta la cuna de tu vientre
en metamorfosis de una crisálida.

Hiende el alcorce hasta un grávido Edén,
donde no habrá señas en lo absoluto
de lo que está mal, de lo que está bien.

Mas las vísperas no han de ser de luto
si es que existe alguien que te diga "Ven,
y disfrutemos, de este amor, el fruto". 

jueves, 16 de mayo de 2013

Usina de rumores


Perdóname por mi arrebato fiero
al transitar caminos solitarios,
carezco de sentidos necesarios
para percatarme si acaso te hiero.

Al ser impasible, a veces prefiero
ser sólo unos matices rutinarios
que se pierdan en los encuentros diarios,
aun si así depongo lo que más quiero.

Pues para esta vida no existe escuela,
ni para el odio, ni para el amor,
para quien desdeña o para quien cela.

Y me mermo sin rumbo en el fragor,
aunque en el coro de un alma gemela
seas lo más afín a mi rumor. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Cleptomanía


Me encuentras 'con las manos en la masa',
y haces caso omiso de este delito,
dejándome proseguir expedito,
sólo por descubrir qué es lo que pasa.

Mi palma te hurta, recorre y rebasa
los límites de tu usual apetito.
Y tú, calmada, no emites ni un grito,
porque tu culpa tampoco es escasa.

Dejas bailar al ritmo de tu acezo,
en el brutal encuentro de este crimen
que mantiene el deseo en embeleso.

Permites que los pecados te timen,
mientras yo, con sacre caricia y beso,
derribo los pudores que te eximen.